¡VIVA LA LUCHA DEL PUEBLO PALESTINO!

¡¡¡FIN DEL APARTHEID ISRAELI!!!, ¡¡¡BOYCOT A ISRAEL!!!. ¡¡¡ROMPAMOS EL BLOQUEO A GAZA!!!
Condena de los Crímenes de Lesa Humanidad y del Terrorismo Sionista, YA
Ruptura de Relaciones Diplomáticas y Comerciales con el Estado de Israel YA
Boycot, Desinversiones, Sanciones al Estado de Israel, YA

PALESTINA: PAISAJES QUE MERECEN LA LUCHA DEL PUEBLO PALESTINO

¿QUE SENTIRIAS SI...? . UNA LLAMADA A LA EMPATIA Y COMPROMISO

¿QUE SENTIRIAS SI...? Es una Llamada a la Empatía y al Compromiso con los Pueblos Ocupados y Oprimidos, Perseguidos, Torturados, Masacrados...especialmente una Llamada a Solidarizarse Activamente con el Pueblo Palestino y con el Pueblo Saharaui...

http://impresiones-mariaje15.blogspot.com/2010/09/que-sentirias-si-una-llamada-la-empatia.html

martes, 20 de julio de 2010

ISRAEL Y PALESTINA TRAS LOS SUCESOS DE LA FLOTILLA ( IV Y FINAL)

ISRAEL Y PALESTINA TRAS LOS SUCESOS DE LA FLOTILLA

Parte IV
Dos comodines: Turquía e Irán
Toda esta situación coloca dos comodines en la región –y ninguno de ellos es árabe- que son capaces de complicar el juego de EEUU e Israel en Oriente Medio.
Uno es Turquía, la república laica democrática militarmente fuerte y en gran medida occidentalizada con casi 78 millones de habitantes, con una extensa población musulmana sunní
.

El otro es Irán, una república islámica bastante modernizada con más de 67 millones de habitantes, en su mayoría musulmanes chiíes.

Ambas son sociedades maduras que en otro tiempo constituyeron imperios: el otomano y el persa, respectivamente. Ambas están situadas estratégicamente, Turquía entre Europa y Asia, Irán entre Asia Central y Oriente Medio.

Turquía, miembro de la OTAN y desde hace tiempo estrecho aliado de Israel y EEUU, mantuvo un perfil discreto durante muchos años. Después, a principios de 2009, el gobierno de Ankara del Primer Ministro Recep Tayyip Erdogan irrumpió abruptamente en la escena regional al condenar con dureza la calculadamente cruel invasión israelí de Gaza.
Hace pocos meses, Turquía entró inesperadamente de nuevo en la escena internacional con Brasil como socio, anunciando que habían conseguido un acuerdo para el intercambio de combustible nuclear con Irán que obviaba la necesidad de nuevas sanciones contra ese país por parte de EEUU y las Naciones Unidas. Creían, evidentemente de forma correcta, que contarían con el apoyo del Presidente Obama por esta misión independiente. Pero cuando ofrecieron un acuerdo que era virtualmente idéntico al que Obama buscaba originariamente, la Casa Blanca lo rechazó y trató a los oficiosos intermediarios como entrometidos poco gratos.
Bajo nuestro punto de vista, lo que la cohorte Obama-Netanyahu quería realmente era intensificar las sanciones, no un acuerdo nuclear que eliminara el pretexto para demonizar a Irán, probablemente en preparación de una agresión en un futuro no muy lejano.
El pasado mes –después de que los comandos israelíes liquidaran a nueve miembros turcos de la flotilla humanitaria-, las relaciones entre Tel Aviv y Ankara se deterioraron aún más, y un furioso Erdogan retiró al embajador de Turquía pero no rompió lazos diplomáticos. Exigió a Israel que se disculpara por los asesinatos e indemnizara a las nueve familias implicadas, pero Tel Aviv se negó, afirmando que los comandos se defendieron a sí mismos. Erdogan anunció que:
“Aunque todo el mundo volviera la espalda a los palestinos, Turquía nunca volvería la suya, ni a Jerusalén ni a los palestinos”, y adoptó algunas modestas medidas como prohibir que la aviación militar israelí sobrevolara su espacio aéreo.
El 29 de junio se transmitió en el programa de Charlie Rose de PBS una entrevista con el Primer Ministro Erdogan, en el que llamó a Netanyahu
“la barrera más grande para la paz”, una verdad obvia de la que la Administración Obama debe ser plenamente consciente aunque guarde silencio en público. Y lo más importante, Erdogan añadió también que Turquía seguía siendo “amigo de Israel”, pero Ankara anunció pronto que rompería relaciones diplomáticas con Israel a menos que Tel Aviv se excusara por los asesinados de la flotilla o aceptara que se llevara a cabo una investigación internacional.
Al día siguiente, el Ministro de Exteriores turco Davutoglu se reunió en secreto en Zurich con el Ministro de Trabajo y Comercio israelí Binyamin Ben-Eliezer para discutir sobre cómo reducir las tensiones. Fue una cadena de televisión israelí la que filtró la noticia del encuentro. No se ofreció información alguna sobre el resultado del mismo. El Ministro de Exteriores israelí Lieberman, reconociendo que Netanyahu le había apartado intencionadamente de ese importante evento, habló despreciativamente de su jefe por excluirle.
Netanyahu está bajo las presiones de Washington para que busque una reconciliación con Erdogan para mantener a la estratégica Turquía en el entorno político de Washington. El gritón de Lieberman habría probablemente exacerbado las tensiones si se hubiera reunido con Davutoglu. Netanyahu necesita al partido Yisrael Beiteinu de Lieberman en su coalición para mantenerse en el poder, que es la única razón para que ese exaltado se haya convertido en Ministro de Asuntos Exteriores
. Al analizar el último contratiempo, el Jerusalem Post opinaba el 1 de julio:
“Otro indicador de que la política diplomática israelí es disfuncional”.
En este momento, nadie conoce realmente la extensión de las ambiciones geopolíticas de Ankara, que serán lo que determine hasta dónde Turquía puede llegar a distanciarse de Israel, y quizá también de EEUU. Es cierto que Oriente Medio carece de un liderazgo dinámico que Turquía, que parece tener buenas relaciones con todos los países musulmanes, podría tratar de ostentar
.
Si Turquía se limita a apoyar a los palestinos y a criticar Israel, eso tendría un impacto regional importante que quizá fuera suficiente para galvanizar a los países árabes a adoptar más medidas en nombre de Gaza, dando una pausa a Tel Aviv e induciendo a Washington para que se tome en serio que hay que poner ya fin al estatuto colonial del pueblo palestino.
Pero si Turquía busca desempeñar un papel en los asuntos regionales que vaya más allá de la cuestión Palestina, quizá unida a un par de actores regionales, esto podría posiblemente alterar el equilibrio de poder en Oriente Medio, que ahora se inclina de modo considerable hacia el eje Washington-Tel Aviv.

¿Y cuál es el papel de Irán, el otro comodín, en todo este escenario? Diversos comentaristas han especulado que la república islámica busca dominar Oriente Medio, que quiere imponer sus creencias chiíes por toda la región, o que trata de destruir a Israel, entre otras absurdas especulaciones.
Cualquier valoración objetiva de las condiciones a que se enfrenta Teherán hoy mostraría que su prioridad esencial, y su casi única preocupación, es la seguridad nacional, y su estrategia militar es defensiva, no ofensiva, como Washington y Tel Aviv saben bien. Consideren los siguientes elementos:
Según las noticias, una armada de once buques de guerra de la Marina estadounidense y un buque israelí, dirigido por el portaaviones USS Harry Truman y su Grupo de Combate de 60 bombarderos de ataque, pasaron por el Canal de Suez el 18 de junio dirigiéndose hacia el Golfo Pérsico, donde se unirán a otros buques situados cerca de Irán. Flotas de combate de la Marina con misiles Cruise y Tomahawk y aviones de combate deambulan por el Mar Arábigo, el Mar Mediterráneo, el Golfo de Omán y el Océano Índico, así como por el Golfo Pérsico.
La inmensa base estadunidense de Diego García en el Océano Índico no cesa de recibir suministros para una posible guerra contra Irán, incluyendo 400 misiles anti-bunker para penetrar profundamente en la tierra.

La Fuerza Aérea de EEUU está lista para aplastar rápidamente Irán en cuanto se dé la señal.

Israel no deja de amenazar con atacar Irán.
La maquinaria militar estadounidense está acampada en la frontera occidental de Irán (Iraq) y en su frontera oriental (Afganistán). Las tropas de las Fuerzas Especiales del Pentágono han estado explorando Irán en todas las direcciones, buscando vulnerabilidades y registrando bien todo el territorio.
Durante varios años de la Administración Bush, los analistas de la información predijeron un ataque inminente de EEUU que no se produjo, probablemente debido al atolladero del estancamiento militar en Iraq. Pero Teherán sabe que probablemente se enfrenta hoy a un peligro mayor que durante los años de Bush.

Irán está las veinticuatro horas bajo vigilancia de los satélites espía y tecnologías de escucha por todo el país que pueden “ver” cada parte del mismo y “escuchar” cada conversación telefónica, por no mencionar los espías sobre el terreno.
Irán ha estado trabajando durante décadas bajo sanciones económicas y comerciales cada vez más duras después de que la revolución islámica despachara al potentado títere de Washington en Irán, el odiado Shah.
Las grandes potencias amigas de Irán, Rusia y China, se unieron a EEUU en la imposición de las últimas sanciones de las Naciones Unidas, después de diluirlas (pero sabiendo que Washington añadiría nuevas sanciones por su parte para compensar). Esto conmocionó y preocupó a Teherán, aunque aún considera a ambos países como aliados y no se espera que abandonen a Irán
.
Al menos durante la última década, Washington ha estado proporcionando apoyo a material y moral al movimiento disidente contra el régimen, y no hay duda alguna que el gobierno de Obama continúa con esa práctica.
Washington está tratando de crear una coalición anti-iraní compuesta por varios estados árabes sunníes, exacerbando las tensiones étnicas y religiosas para dividir y vencer.
Los misiles estadounidenses de largo y medio alcance, tanto los convencionales como los dotados con cabezas nucleares, están en alerta, esperando pacientemente la señal.

Por su parte, Teherán continúa apoyando a los chiíes de Hizbollah en el Líbano y a los sunníes de Hamas en Gaza. Hizbollah –un movimiento político que dirige la segunda mayor coalición electoral en el Líbano- critica a Tel Aviv como colonialista pero sus guerrilleros luchan habitualmente contra Israel sólo cuando invade el Líbano. Los combatientes de Hizbollah son en gran medida responsables de la decisión de Israel de retirar sus fuerzas militares en mayo de 2000, tras casi dos décadas ocupando el Líbano, y de la segunda humillación del ejército israelí cuando volvió en 2006 con sus armas llameando.
Hamas es una organización política dedicada a liberar al pueblo palestino de la dominación colonial. Sin armas pesadas, tanques o aviones que utilizar en su lucha de liberación contra el ejército israelí, lanza hacia Israel cohetes no teledirigidos y en cierto modo primitivos que en los últimos años han matado a unos diez civiles. Israel, desde luego, ha matado a muchos miles de palestinos durante ese mismo tiempo.
EEUU e Israel identifican a ambos grupos como
“terroristas” y también a Irán por apoyarles. En opinión de muchos izquierdistas y personas del mundo en vías de desarrollo, no son sino combatientes de la resistencia contra la opresión imperialista y colonial.

El gobierno del Presidente Mahmoud Ahmadineyad niega estar elaborando armas nucleares y declara que sus esfuerzos van dirigidos a producir energía para usos pacíficos, no bombas.

Incluso con todas las técnicas de espionaje de que dispone Washington, no hay aún prueba alguna que confirme esa acusación contra Irán. Sin embargo, Israel –del que se dice posee unas 200 cabezas nucleares en desafío del TNP- se presenta como la pretendida víctima de Irán. Irán no ha emprendido ninguna guerra de agresión desde la primera mitad del siglo XIX (una corta incursión sobre la frontera afgana), y no está absolutamente en disposición de hacerlo ahora.
Ni a EEUU ni a Israel les preocupa actualmente que Irán cometa en efecto un suicidio nacional preparándose para atacar, o atacando ya, al estado judío, provocando así una ofensiva preventiva o una venganza masiva instantánea por parte de Tel Aviv, con EEUU presto a acudir en su ayuda.

Para EEUU e Israel hay otras dos preocupaciones regionales en las que pensar a largo plazo:
Una es la posibilidad de que un Irán chií y un Iraq de mayoría chií puedan eventualmente formar un bloque conjunto en algún tipo de relación estrecha de aquí a varios años
. Comparten una serie de intereses además de su rama compartida del Islam, una minoría a menudo dominada en tierras bajo control sunní. Ambos quieren ser independientes de la violencia y amenazas estadounidenses y pueden llegar a la conclusión de que esa unidad potencia sus defensas. Al formar equipo podrían explotar de forma mucho más provechosa sus extraordinariamente inmensas reservas petrolíferas. Y a ambos les preocupa el movimiento independentista kurdo, entre otros factores. Washington hará cuanto pueda para mantener separados a Bagdad y Teherán. Planea conservar una influencia considerable en Iraq una vez que la mayor parte de la legión extranjera estadounidense se dirija hacia otros campos de batalla, pero la era de los gobiernos títere y de los amos coloniales, a pesar de los residuos por aquí y por allá, está desvaneciéndose en la historia.

La otra preocupación, quizá incluso más peliaguda a largo plazo para el Tío Sam, es la posibilidad de que Irán pudiera formar bloque con Turquía y Siria para oponerse a la dominación estadounidense en Oriente Medio. Si Iraq se les uniera, los cuatro países se extenderían a lo largo de unos 3.500 kilómetros, desde el Estrecho de los Dardanelos en el Mediterráneo hasta el Mar Arábigo. Esto podría inducir a Egipto a ponerse de nuevo en marcha. Por supuesto que es una posibilidad remota, pero es un potencial elemento de cambio en el mundo árabe, un cambio muy esperado.
Oriente Medio aparece a menudo como una zona estática, en la que los estadounidenses llevan siempre la batuta, pero esa noción es engañosa. Nadie sabe lo que puede ocurrir en las próximas dos décadas respecto a alguna de las muchas posibilidades de cambio que actualmente giran alrededor de Oriente Medio, especialmente cuando surgen con fuerza otras naciones en el mundo mientras EEUU se mete en lo que parece ser el principio de una larga decadencia.
Los valientes voluntarios que participaron en la reciente flotilla humanitaria han obligado con sus hechos a Israel a suavizar el bloqueo contra Gaza. Ese es un cambio importante. Y sus esfuerzos enfocaron una brillante luz sobre las fechorías perpetradas por Israel, y la potencia que le allana todos los caminos, contra los palestinos. Ese es buen comienzo hacia cambios más importantes, y puede convertirse en un momento de transición que con el tiempo no sólo aporte resultados fructíferos para el oprimido pueblo palestino sino también para la región entera.
N. de la T.:
[*] Este artículo apareció publicado el pasado 6 de julio.Fuente: http://activistnewsletter.blogspot.com/

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